No todos los domingos suelen ser iguales, aunque últimamente tengo que reconocer que los mios adquieren cierta monotonía que agradezco. La semana de lunes a viernes, en caso de librar los sábados; o de lunes a sábado, para cuando también el sábado es laborable, resulta gratamente agotadora. En los últimos tiempos, el trabajo empieza a volver a ser agradable y además ofrece la oportunidad de escribir historias humanas. De esas que interesan a las personas con las que me cruzo en la calle, de las que están en la parada del bus, de las que echan cuentas para llegar a final de mes. Historias reales para personas reales. Historias alejadas de las peleas teatralizadas y previstas entre grupos políticos. Historias de verdad en un mundo que sucumbe ante la mentira.
http://www.lavozdegalicia.es/santiago/2011/11/06/0003_201111S6C2991.htm
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